En las grises calles, de las ciudades
o en áridas tierras de pueblos perdidos,
deambulan entre vicio y mugre
las caritas sucias de ojos dolidos,
de manos vacías, de sueños sombríos
que a sus cortos años pasmados descubren
un mundo egoísta de ambición y muerte,
que los abandona a su incierta suerte.
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