domingo, 17 de octubre de 2010

Introducción

Es común encontrar en las puertas de hospitales, iglesias, instituciones de beneficencia, de casas hogares, a bebes envueltos y abrigados, completamente solos. La madre nunca aparece. Creo que hay mucho de angustia y desesperación al hacer ese acto de dejar a un hijo; pero también la esperanza de que estará en buenas manos y atendido. Esto en el caso de cuando abandonan al niño en estando seguro de que alguien lo cuidara, pero cuando abandonan al recién nacido en lugares inhóspitos ante las inclemencias del clima y poniéndolo en un riesgo muy alto; es muy diferente ya que en este caso la acción se puede calificar como un acto inhumano, grave, motivo para preocuparse.
Cada año se celebra en la mayoría de los países el DÍA DEL NIÑO en los que abundan más los discursos y promesas, que las soluciones. Un niño no se construye sólo levantándole en brazos, sino levantándole su vida. Esto significa una dedicación que está muy lejos de sentar niños frente a los dibujos animados para tenerlos quietos y librarse de responsabilidades. Más bien significa estar libre de egoísmo personal dedicando tiempo y esfuerzo al propósito de que esos pequeños no crezcan abandonados a su propia suerte, ni a los malos consejos de los amigos, sino con una sola formación de principios que les ayuden a enfrentar a la sociedad con manos que trabajan, no con manos que piden, con mente sana y espíritu limpio, no con pensamientos bajos formados con los golpes destructivos de una sociedad en decadencia.

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